Proyecto: Búsqueda de empleo

“¿Quién quiere ser feliz?” preguntó Abel Gibert, Socio de la firma Seeliger y Conde, a la treintena de jóvenes universitarios que están a las puertas del mercado laboral durante la conferencia de orientación profesional que Abante organizó el pasado 7 de mayo en sus oficinas de Madrid.

Haciendo hincapié en uno de los principales problemas que se encuentran los estudiantes universitarios durante los últimos años de estudios, el headhunter puso encima de la mesa una histórica y complicada cuestión para quienes aún no han salido al mercado laboral: “¿Sé lo que quiero hacer y lo que no con vida profesional?” El ponente planteó a los asistentes la disyuntiva implícita entre el poder o el éxito y la libertad o la felicidad como objetivos profesionales y advirtió de que es prácticamente imposible lograrlo todo a la vez.

Destacó el gran porcentaje de responsabilidad que las personas tienen sobre su destino profesional y la importancia que tiene preguntar, asesorarse y dejarse ayudar por profesionales que hayan pasado por esa misma situación anteriormente que ayuden a definir los objetivos profesionales más adecuados para cada uno.

En línea con este ejercicio de reflexión y planificación, Abel recomendó un auto-análisis de fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas –conocido como análisis DAFO– que ayude a tomar decisiones argumentadas respecto a la carrera profesional. “Es difícil saber lo que queremos si no sabemos cómo somos” dijo el experto. Denominó esta fase como una “ITV profesional” que todos deberían pasar y de la que debería obtenerse información precisa sobre los conocimientos que se tienen y los que necesitan, los obstáculos que se pueden encontrar y los impulsores que servirán de apoyo durante todo el camino.

Dentro del debate sobre las salidas profesionales que los jóvenes tienen en el presente, el Socio de Seeliger y Conde hizo hincapié en las profesiones vocacionales como una alternativa válida y necesaria actualmente. “La sociedad necesita gente que ame lo que hace y genere empleo con ello” afirmó el headhunter y añadió que este tipo de profesiones son una fuente de felicidad y autorrealización. En cualquier caso, afirmó que todo objetivo profesional es válido siempre que se crea en él y no sea inalcanzable.

Abel Gibert, Foro X las oportunidades foto 1 orientación profesional

Con un objetivo claro, la segunda fase que hay pasar es un test de estrés sobre dicho objetivo. Hay que plantearse en qué consiste, si es o no alcanzable y qué dificultad entraña. En esta fase se comprueba cuánto se desea el objetivo propuesto y qué necesitamos para alcanzarlo, y debería culminar con un discurso, que sin duda debería estar también por escrito, que permita explicarlo, demostrando con ello que se sabe de lo que se habla, que se visualiza nítidamente y que se ha trabajado duro en ello.

Toda esta reflexión puede verse perjudicada con sobredosis de optimismo que nos impidan ver las lagunas que tanto nuestros objetivos como el camino que tomamos para alcanzarlos puedan tener y por ello el headhunter recomienda “tener siempre un plan B”. Un plan B que por un lado nos tranquilice en los momentos de duda y que sirva de salida ante un posible fracaso en la consecución de nuestro objetivo principal.

Sin entrar a valorar los objetivos de cada uno de los asistentes y haciendo un repaso de las competencias ideales para un candidato de un headhunter, el ponente pasó muy rápido por la información académica, algo que se considera un mínimo imprescindible, y la experiencia profesional para centrarse en los aspectos más subjetivos de la persona. Entre estos aspectos cabe destacar la importancia de la ética, la responsabilidad, la confiabilidad y los valores de los candidatos. Un currículum puede reflejar todo ello y Abel llamó la atención sobre la importancia de mostrar en él las mejores cualidades. Puso como ejemplo la capacidad de liderazgo que demuestra ser elegido como delegado de clase en la universidad o ser el capitán de un equipo de baloncesto.

Todo proceso de selección incluye en algún momento una entrevista personal, fase clave para los empleadores pues en un tiempo limitado deben comprobar todas las aptitudes y, más importante aún, actitudes que el candidato tenga. Gibert señala que es importante saber vender las cualidades que mayor valor tengan para la empresa contratante. Tales como la capacidad comunicativa, la inteligencia emocional, el trabajo en equipo, la iniciativa o la capacidad de esfuerzo.

Como ideal final, el ponente destacó que en la búsqueda de trabajo, en la creación de un proyecto propio y en la lucha por alcanzar los objetivos propuestos, resulta mucho más valioso una actitud sobresaliente que una aptitud excepcional.

Twitter: @abanteasesores