Cómo y dónde invertir para que la inflación no se coma tus ahorros

La lucha contra los precios

La bolsa, el inmobiliario y otras opciones minoritarias se erigen como alternativas a la pérdida de valor

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Dejar el dinero aparcado en la cuenta del banco resta poder adquisitivo

Ana Jiménez / Propias

La inflación no da tregua. En su cota más alta desde 1992 (5,4%), castiga a los ahorradores con zarpazos al poder de compra. Los 100 euros de hace un año hoy equivalen a 94,6. Los 20.000 apartados en el banco, a 18.920. Y así con cualquier cifra. Con la perspectiva de que la tasa siga alta varios meses, para que el ahorro no se erosione más, toca poner el dinero a trabajar.

Aunque no hay fórmulas mágicas, lograr un rendimiento que permita mantener la hucha empuja a tomar más riesgos. Porque los refugios tradicionales de los más defensivos, la deuda y los depósitos, no dan alegrías hace años. “No hay nada dentro de las opciones conservadoras que genere dinero”, zanja Marta Campello, socia y gestora en Abante Asesores. 

Alternativas conservadoras

Depósitos y renta fija quedan descartados por la baja rentabilidad que ofrecen actualmente

En renta fija, la era de tipos bajos la ha dejado entre rendimientos negativos –sobre todo en la soberana– y pobrísimos. Los bonos con mejor rendimiento, los high yield, “tienen cupones atractivos, pero eso mismo es una señal de que son empresas con mala calidad crediticia”. Los sustos aquí pueden ser más dolorosos: “Recuperar el dinero perdido en deuda es más difícil, cuesta años”, alerta Campello. 

Y, para los depósitos, Javier Mezcua, del comparador HelpMyCash.com, apunta que la rentabilidad media es del 0,05%. Es una mejora sobre dejarlo en una cuenta, si bien irrisoria: “Los que no quieran asumir ningún riesgo perderán menos poder adquisitivo con un depósito que en una cuenta, que por lo general no ofrecen rentabilidad”. Aún así, se queda muy lejos del objetivo de la inflación, ya que el máximo que se ve en Europa apenas supera el 1% TAE y en el marco español el 0,50%, pero con un mínimo de 50.000 euros. “Los más rentables tienen plazos muy largos y no pueden cancelarse anticipadamente, no son convenientes para muchos”, asegura.

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Toca buscar en otros lados. Poner la atención en acciones, planes de pensiones, oro… “A corto plazo no hay en ninguna parte un activo que garantice que vas a batir a la inflación”, advierte Campello, que cree que “si no metes algo de riesgo, pierdes valor”. 

Lo primero es definir la cantidad que se invierte. Ni todo ni nada. Hay que prever gastos grandes –como la compra de muebles o la universidad de los hijos– y apartar ese dinero si el gasto no llega antes de dos años. También guardar algo para imprevistos, siempre que el banco no cobre por el depósito. A partir de ahí, invertir diversificando en función del riesgo que se quiera asumir y las metas que se tengan. 

“Igualar la inflación tendría que ser el mínimo. A partir de ahí se pueden poner objetivos más o menos ambiciosos. Una cartera bien construida debería tener todos los activos, combinados en su justa medida, en función del nivel de riesgo de cada uno”, valora Javier Turrado, director comercial de Bankinter Gestión de Activos. No todos tienen que buscar el rendimiento máximo, ya que pueden también servir para compensar desaciertos.

Bolsa

La renta variable gana terreno

Si se busca una rentabilidad de IPC+2,5% o 3%, “el 50% del ahorro tiene que estar en renta variable”, pondera Campello, pudiendo ser más o menos en función del momento. Así, parte del éxito pasa por las bolsas. Con más riesgo que otros, hay que recordar que “es uno de los activos más volátiles y tenemos que ser muy rigurosos”, advierten en Bankinter. En todo caso, ¿dónde hay que invertir? “Es un buen momento para apostar por empresas líderes en sus sectores y con poder de fijación de precios”, comentan desde Abante. 

Este segundo punto es crucial. “Pueden trasladar el aumento de costes al cliente”, se argumenta. Son empresas como Nestlé, Unilever o Danone en consumo; L’Oréal y LVMH en lujo; o ASML, Microsoft o Visa en el negocio tecnológico, de digitalización y pagos. Siempre diversificando, también recomienda las farmacéuticas que no entraron en la respuesta a la covid, para las que se esperan remontadas. Y en Bankinter se fijan en la energía y tecnológicas. 

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Si se desconfía en el momento idóneo para lanzarse, se puede ir haciendo por tandas, para disminuir el riesgo del momento en el que se entra. En este contexto, el Ibex 35 remonta más del 10% este año y Frankfurt más del 15%, como el Dow Jones. “La bolsa aún tiene recorrido”, vaticina Turrado, aunque no lineal ni tan elevado como en los últimos meses.

Los productos de inversión colectiva también ganan terreno en la búsqueda de rentabilidad y alcance. José Luis Manrique, del Observatorio Inverco, recomienda optar por planes de pensiones más expuestos a bolsa, hasta en un 75%, si el horizonte a la jubilación aún es largo. Luego debería ir cayendo hasta cero “justo antes de necesitar ese ahorro”. Su rentabilidad interanual está en el 14%, se detalla, con una media del 2,9% a 25 años. Su gran atractivo era siempre la fiscalidad, pero la desgravación cae en enero a 1.500 euros, una “traba al ahorro”. 

Por eso, los fondos de inversión, que tributan al retirar el dinero y se rescatan cuando se quiera, pueden ser una solución. Ahora tienen una rentabilidad interanual del 10,94% y del 2,35% a largo plazo. Al contratarlos, se recomienda asesorarse, adecuar el producto al perfil de cada uno y pensar en el plazo de inversión, ya que si es más amplio se puede arriesgar más.

Inmobiliario

El ladrillo, con buenas perspectivas

Aunque la bolsa se lleve los focos, el ladrillo gusta históricamente en España. Tras la crisis, encadena subidas de precios continuadas. “La opción de inversión directa más conservadora es la vivienda para alquilar”, afirma Juan Carlos Higueras, profesor de EAE Business School. “Es la más habitual, la más fácil de comprender”, coincide Guifré Homedes, director general de Amat Immobiliaris. La rentabilidad bruta que ofrece está en el 3,7%, pero llega al 7% si se le suma la revalorización del inmueble, en base a datos del Banco de España. “Hay tanta diferencia entre oferta y demanda que cualquier vivienda tiene salida”, apunta Homedes. Eso sí, las más buscadas son las bien situadas en una gran ciudad, de Madrid, Catalunya, Andalucía y Comunidad Valenciana principalmente.

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Con los tipos bajos, el momento parece propicio. Al comprar y obtener una renta, “con hipotecas fijas al 1%-2%, con la inflación resulta más barato hipotecarse en términos reales”, comenta Higueras. Confía en un incremento de precios a futuro, sobre todo si faltan materiales por la crisis de suministros, contrayendo la oferta. En Amat ven difícil hacer predicciones, pendientes de cómo evolucione la economía, pero en Barcelona no ven caídas. Con todo, hay que tener en cuenta que los cambios regulatorios, como el control de precios en zonas tensionadas, arrojan incertidumbre. Y que no es un activo que se pueda volver líquido de inmediato si se necesita, como demostró la burbuja. Como alternativas menos habituales, las naves industriales “tienen bastante tirón”, cierra el profesor de EAE.

Metales preciosos

El oro vuelve a relucir

Sin salir de lo físico, el oro vuelve a relucir. Tras el último dato de inflación en EE.UU., del 6,2%, máximo desde 1990, repuntó inmediatamente un 2%. “Hay que contemplarlo siempre, sobre todo cuando la inflación no es algo pasajero”, señala Tomás Epeldegui, director de Degussa en España. “Es un depósito de valor con una capacidad limitada”, recuerda. Por eso, aconseja tener entre el 5% y el 10% del ahorro en oro físico. “No es cuestión de hacerlo en patrimonios grandes o pequeños, sino de diversificar patrimonios”. 

Las ventas de oro físico para inversión han crecido el 25% el último año, si bien debe escalar más del 10% para volver a su máximo del 2020, con 2.000 dólares la onza. “La presión es alcista, pero en el corto plazo podemos ver volatilidad”, reconoce. El punto flaco es que no da retorno en dividendos como otros activos, pero aquí “se busca más la revalorización”. Como opciones al margen del oro físico también quedan los ETF, los futuros o las acciones de mineras.

Inversiones

Arte y joyas, más pendientes de la valoración

En otra carta de la baraja, para el que apueste por arte y joyas, surge el problema de la subjetividad en la valoración y la dificultad de obtener liquidez en algunos casos. De hecho, un reciente estudio de Fundación Montemadrid plasmaba que apenas el 37% de hogares conoce el valor de sus joyas. “Van en correlación con el precio del oro. Si no son prémium y tienen historia, no tienen una buena reserva de valor”, expone Campello.

Sin una solución única, se coincide en planificar, diversificar y dejarse asesorar, sin olvidar que las rentabilidades pasadas no garantizan las futuras, algo grabado a fuego en los que han sufrido un revés. Con cabeza, la inflación se puede batir.

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