La mejor estrategia de ahorro para la jubilación

La fiscalidad y la liquidez influyen en la elección de los activos financieros con los que ahorrar para la jubilación

Las dudas sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones hacen que cada vez más ciudadanos decidan ahorrar o invertir para mantener su poder adquisitivo durante la jubilación.

La primera pregunta que se plantean es qué producto financiero elegir para conseguir este objetivo, y la mayoría se inclina por los planes de pensiones y los fondos de inversión.

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Optar por unos u otros dependerá de las expectativas del ahorrador, del tiempo que desee mantener el ahorro o la inversión y del riesgo que se esté dispuesto a asumir.

En la actualidad, los fondos de inversión cuentan en España con 22.703.420 cuentas de participes y su un patrimonio gestionado alcanza los 303.832 millones de euros.

Unas cifras muy superiores a las de los planes de pensiones, con 7.420.000 cuentas y un patrimonio de 84.000 millones de euros, según datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco).

Los pros y los contras de la iliquidez de los planes

Una de las ventajas de los planes de pensiones frente a los fondos de inversión es que se diseñaron como un producto de ahorro finalista, es decir, su objetivo es ahorrar a largo plazo para la jubilación.

Por ello arrastran una desventaja que es su menor liquidez. Los partícipes solo pueden rescatar el capital aportado a sus planes por determinadas contingencias como jubilación, incapacidad, dependencia y fallecimiento, y por otros supuestos excepcionales de liquidez, como el paro de larga duración o una enfermedad grave.

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No obstante, a partir de 2025, las aportaciones que tengan diez años de antigüedad también se podrán rescatar.

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Estas condiciones hacen que para el ahorrador que quiera disponer de su dinero antes de llegar a la jubilación sea más conveniente invertir en fondos.

A pesar de ello, hay expertos que consideran la iliquidez de los planes una oportunidad más que un problema, debido a que, al tratarse de productos con un objetivo de ahorro a largo plazo, no poder acceder a ese capital impide rescatarlo antes de tiempo sin causa justificada.

Incentivos fiscales de los planes

Si la liquidez supone un 1 a 0 a favor de los fondos de inversión, la fiscalidad empata el marcador.

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Una de las principales bazas de los planes de pensiones que incrementa su atractivo sobre los fondos y que inclina a muchos ahorradores a invertir en ellos es su fiscalidad.

Hasta 2020, el límite a las aportaciones a los planes de pensiones individuales con derecho a desgravación en el IRPF era de 8.000 euros, pero el Gobierno decidió reducirlo hasta 2.000 euros y para este año lo ha vuelto a recortar hasta los 1.500.

Este hachazo ha hecho que el ahorro en planes de pensiones se reduzca y que los partícipes dirijan parte de ese capital hacia los fondos de inversión.

"Esta nueva reducción es sorprendente y no va en línea con la promoción de los tres pilares del sistema de pensiones que propugna la OCD", señala Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco. Para quien "si el Gobierno no quiere eliminar los planes individuales le falta poco. Ya los ha dejado muy limitados".

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No obstante, la posibilidad de desgravarse las aportaciones de hasta 1.500 euros sigue siendo una fortaleza de los planes respecto a los fondos que atrae a nuevos partícipes, aunque a menor ritmo que años anteriores.

Traspasar fondos o planes sin tributar

Otra ventaja fiscal que comparten ambos productos es que los ahorradores o inversores pueden realizar traspasos entre planes o entre fondos sin tener que rendir cuentas a Hacienda.

Esto les permite diferir el pago de impuestos hasta el momento del rescate, cuando tienen que tributar en la base general como rentas del trabajo el capital del plan de pensiones, y en la base del ahorro -la parte barata del impuesto- por las ganancias o pérdidas patrimoniales que hayan obtenido con los fondos de inversión.

La rentabilidad de los planes aumenta

La fiscalidad y la liquidez son importantes a la hora de decantarse por un plan o por un fondo, pero también conviene evaluar las rentabilidades que ofrece cada producto en función del riesgo que se esté dispuesto a asumir

Los fondos de inversión cerraron 2021 con una rentabilidad media del del 6,07 por ciento, según fuentes de Inverco, mientras que la de los planes de pensiones alcanzó el 8,7 por ciento.

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Estas cifras acaban con el mito muy extendido de que los planes de pensiones son menos rentables que los fondos de inversión. “Todo depende del producto en el que se invierta”, reconocen los analistas en pensiones.

Aconsejan diversificar la inversión entre planes y fondos siempre que se posea el suficiente capital para hacerlo.

Es importante diversificar nuestras inversiones y analizar qué cantidad podemos destinar a cada producto financiero para evitar problemas a futuro y poder cumplir con los objetivos que nos habíamos marcado”, apuntan desde Abante.

Para hacerlo de forma eficaz recomiendan asesoramiento profesional: “Un asesor financiero nos va a ayudar a definir qué cantidad es la que nos conviene destinar a un plan de pensiones y qué parte de nuestro ahorro podemos invertir en fondos de inversión, teniendo en cuenta nuestra situación, la rentabilidad que necesitamos conseguir y qué nos beneficia más desde el punto de vista fiscal”.

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