No hay vuelta atrás

Artículo publicado originalmente en el diario El País del domingo 26 de mayo de 2013.

José Ramón Iturriaga, Gestor de Okavango Delta FI y Kalahari Alpha FILo primero que hay que entender a la hora de valorar las posibles consecuencias que tiene sobre las inversiones el nuevo entorno de tipos de interés es que ha venido para quedarse. El debate sobre la mayor o menor ortodoxia de los bancos centrales no deja de ser interesante desde el punto de vista intelectual, pero es del todo baladí a la hora de tomar decisiones de inversión: la apuesta de las autoridades monetarias del mundo —unas, algo más, y otras, algo menos, pero todas con mucha intensidad y al mismo tiempo— solo tiene un camino, y no hay vuelta atrás. Es lo que los anglosajones llaman one way bet. Una vez que asumimos este nuevo paradigma —que hay que ver lo que cuesta—, las consecuencias de lo que algunos ya denominan como represión financiera —otros, nuevo monetarismo— van a ser muchas. Unas buscadas y otras no. Unas a corto plazo y otras a medio y largo. Unas buenas —las más, en mi opinión— y otras no tanto.

La principal, sobre todo por el peso que tienen en el ahorro financiero de las familias españolas, es que lo que conocemos como inversiones conservadoras (depósitos, renta fija…) van a tener difícil obtener rentabilidades superiores a la inflación. Y no hay vuelta de hoja: quien quiera aspirar a que sus ahorros no pierdan valor va a tener que asumir algo de riesgo. Recuerden esta máxima: no hay rentabilidad sin riesgo, ni duros a cuatro pesetas. Desconfíen de los productos milagro —estructuras garantizadas en sus distintas versiones— con los que con toda seguridad le va a llamar a la puerta su banco amigo. Quizá hoy, con las heridas todavía supurando (preferentes, convertibles, nuevas Rumasas, Afinsas, etcétera), sea fácil de recordar, pero estoy convencido de que se volverá a tropezar con la misma piedra: la avaricia es consustancial con el ser humano.

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Twitter: @JRIturriaga