EL CONFIDENCIAL

Y el mañana llegó, y seguíamos sin haber pensado nada

“El método fundamental que para progresar en los últimos 500 años ha utilizado el ser humano ha sido la confrontación de sus teorías con la realidad, de forma que se tomaran como válidas solo aquellas cuyas predicciones correspondieran con los resultados reales”, escribe Santiago Satrústegui, presidente de Abante, en su último artículo de su blog en El Confidencial.

Así, Satrústegui señala que la realidad, por tanto, debería ser un límite para lo posible, al menos en todo aquello que se circunscriba a la materialidad que compartimos, y añade que “todo esto ha sido así hasta que el “relato” se ha apoderado de nosotros. La interpretación se ha convertido en la gran validadora de la verdad y, de esta manera, la verdad pierde cualquier esperanza de generalidad y queda limitada a los ámbitos privados donde conviven interpretaciones similares”.

“Si todo es interpretación, solamente seré capaz de entenderme con aquellos que compartan mis claves. No podré mantener un debate con nadie que no piense como yo, porque no habrá un sistema de razonar compartido en el que podamos apoyarnos mutuamente y, por desgracia, en la medida en que no podamos acercar posturas, terminaremos por radicalizar la discusión y acabaremos en un conflicto. Y, como nos apercibió Leonardo da Vinci, “donde se grita no surge un buen conocimiento”, destaca.

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