Carta del Gestor · Alberto Espelosín | Octubre 2014

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07/11/2014

Octubre se ha saldado al final con una subida del 1% en el MSCI World, a pesar de que durante la primera mitad del mes los miedos a un menor crecimiento mundial y cierta desconfianza en la actuación de los bancos centrales llevaron a la mayor parte de los índices a tener significativas caídas. Estas pérdidas fueron rápidamente recuperadas por la ya conocida intervención de los bancos centrales para evitar que se colapse la sensación de riqueza que los mercados financieros quieren dar para compensar la pobre evolución de las demandas internas. Éstas se encuentran presionadas por unos crecimientos de salarios inexistentes que provocan la aparición en toda Europa de nuevas fuerzas políticas que muestran un amplio descontento social.

La deuda limita el crecimiento y es lo que estamos viendo en todos los países. Mientras, los alquimistas monetarios inundan los mercados de dinero creado de la nada para, así, mantener un sistema que sólo beneficia a una parte de la ecuación generando una descompensación muy importante. A su vez, los países que no utilizan la alquimia, básicamente emergentes, deben depreciar sus divisas en un ejercicio de deflación que asola el mundo y que se solventa en Occidente con más QE (medidas de expansión cuantitativa). La expansión del balance de Japón es un buen ejemplo de la línea de no retorno que ha cruzado ese país, que vive sedado con una deuda del 250% sobre PIB y en el que las compañías, a pesar de tener los mejores ratios financieros del mundo occidental, no invierten, ya que la demanda final no va a existir dado el envejecimiento poblacional y la caída de los ingresos reales por las subidas del IVA.

Las compañías en el mundo occidental siguen sin invertir y se dedican a endeudarse a tipos ultra bajos para recomprar sus acciones beneficiándose de este mundo ‘monetario’ en el que nos han metido y del que no saben cómo sacarnos. Seamos realistas, ya ha pasado mucho tiempo desde que empezamos y el QE sirvió al principio, pero no vale ahora para nada y lo único que genera son distorsiones y provoca que el espíritu emprendedor se adormezca con los tipos al cero, amén de generar una represión financiera para el ahorrador.

Estoy satisfecho con el resultado de la cartera de contado durante el año, ya que se revaloriza un 1,26% frente a un Euro Stoxx 50 que ha subido solo un 0,14%. En ese +1,26% se incluye la caída de Portugal Telecom que ha supuesto un impacto negativo de un 3,4%. Quitando esa posición, la rentabilidad de la cartera hubiera sido del 4,6% frente a un mercado plano. La cobertura resta 5,5%, lo que es normal teniendo en cuenta que hemos estado cortos del S&P 500 en un 60/70% para un índice que ha subido un 9%.

ORO

Ante este escenario de tipos en Alemania al 0,8%, deflación galopante y recrudecimiento de la guerra de divisas, he tomado la decisión de volver a entrar tácticamente en oro, a través de las compañías mineras. Aunque los analistas técnicos se encuentran preocupados por la rotura de la zona de los 1.180 dólares y la fortaleza del dólar puede llevar a pensar que el oro no es interesante, creo que en este ciclo de expansión monetaria sin inflación va a ser distinto, ya que la guerra de divisas provocará que los inversores se refugien en el metal precioso ahora que ha caído un 40%.

Mi tranquilidad, y la que les quiero transmitir, es que la cartera tiene potencial y sensatez. Creo que en el medio plazo nos debe dar la rentabilidad que deseamos con el riesgo global que queremos seguir teniendo ante las circunstancias tan anormales de mercado.  Mi posición de riesgo seguirá estando, mientras no se produzca una corrección relevante del 10/15%, en la zona 0/35% y, como muchos meses, les presento los estadios de riesgo en los que se movería la cartera en función de los niveles estimados de S&P 500.

Si desea leer la carta completa, puede descargar el PDF.

Un saludo,

Alberto Espelosín, gestor de Abante Pangea [+info]

 

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