COMENTARIO DE GESTIÓN

El mercado tiende a hacer lo que más daño produce a los inversores

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12/11/2016
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Comentábamos recientemente que el mercado tiene la curiosa tendencia de hacer lo que más daño produce a los inversores. Las sesiones de los días 9 y 10 de noviembre son un claro ejemplo. Todos los activos han tenido idas y vueltas espectaculares tras la jornada electoral estadounidense. Por poner un ejemplo, la bolsa americana, nada más empezarse a valorar- en nuestra madrugada- la victoria de Trump, llegó a caer un 5%. Al final, cerró con una subida superior al 1%, con lo que el índice Dow Jones Industriales se situó en nuevos máximos históricos.

Hace unos días, en nuestro Comité de Inversiones, valorando cómo deberíamos afrontar las elecciones en EE.UU., decidimos que lo mejor era no realizar cambios en nuestras carteras de inversión. Teníamos dos dudas importantes. Primero, cuál iba a ser el resultado de las elecciones y, segundo, cómo iban a reaccionar los mercados en caso de que ganara Clinton o lo hiciera Trump. Concluimos que no teníamos muy clara ninguna de las dos cuestiones. ¿Subirá si gana la primera mujer aspirante a la Casa Blanca? ¿Caerá necesariamente si vence el candidato republicano?

Los mercados tienden a ser caprichosos, esto es, a reaccionar de forma distinta a la previsible. Lo previsible –el consenso- era que si ganaba Trump, la bolsa caería mucho y si ganaba Clinton, subiría algo. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Por qué ha ocurrido lo contrario? No tenemos una respuesta de manual. Lo que ha podido suceder, sin embargo, es que parecía tan previsible la función acción-reacción (gana Trump cae mucho la bolsa -¿nos acordamos del brexit?-) que al empezar a dudarse de la misma, y en esto ayudó mucho un mensaje conciliador del nuevo presidente de los Estados Unidos (ese mismo discurso lo podría haber dado Clinton), todo el que se había protegido o vendido tuvo que replantearse su posicionamiento.

Ha sido curioso, respecto a esta cuestión del posicionamiento de los inversores, valorar las diferencias que se han producido entre el evento brexit y el de las elecciones estadounidenses. Aunque en las dos importantes citas se preveía que ganara la opción (tanto a nivel de encuestas como a nivel de apuestas) que, en principio, era más amigable para los mercados, al brexit los inversores acudieron con gran alegría (los mercados descontaban claramente la victoria del sí). En cambio, a las elecciones estadounidenses, quizá por la cicatriz reciente del referéndum inglés, el posicionamiento era bastante más cauto. El brexit fue un shock para los mercados, mientras que la victoria de Trump era inesperada, pero entraba algo más –a tenor de lo que descontaban los mercados- en el terreno de lo previsible.

Ha habido un fallo en las previsiones en dos niveles. En primer lugar, en lo que se refiere al resultado electoral y, en segundo, respecto a la reacción de los mercados ante el resultado electoral. Un gestor español en el que invertimos en nuestros fondos nos acaba de mandar la siguiente cita de Warren Buffet: “Las previsiones te dirán muchas cosas sobre quién las hace, pero no te dirán nada real sobre lo que pasará en el futuro”.

Nadie tiene la bola de cristal, nosotros sabemos que no la tenemos, por lo que centramos nuestros esfuerzos en seleccionar buenos gestores y en gestionar las carteras, sus riesgos, de una forma que entendemos como razonable y sensata.