Visión de mercados | Enero 2021

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20/01/2021
VISIÓN DE MERCADOS - CARTA MENSUAL FOTOGRAFÍA

Terminamos un año para recordar, o, pensándolo mejor, para olvidar lo antes posible. Los mercados han tenido un comportamiento decente, pero la pandemia se ha cobrado un peaje importante en vidas y en dramas económicos para una parte considerable de la población mundial. Hemos asistido a una de las más rápidas caídas bursátiles de la historia y a una fuerte recuperación posterior. Más allá del negativo comportamiento del Ibex 35 o, en general, de las bolsas europeas, una cartera de renta variable global ha conseguido resultados positivos en el año.

El 2020 va a ser uno de los peores ejercicios en cuanto a actividad económica que se recuerdan. En su revisión de octubre, el Fondo Monetario Internacional estimaba una caída del PIB mundial del 4,4%, de un 8,3% para la eurozona y del 12,8% para España. Entrando en 2021, nos encontramos, a nivel mundial, en lo que podría ser el peor momento de la pandemia si nos atenemos a los recientes números de casos y fallecimientos. En Estados Unidos se aproximan a los cuatro mil muertos diarios. Reino Unido acaba de decretar su tercer confinamiento duro e, incluso Japón, que tan bien había capeado las primeras olas, se está planteando la declaración del estado de emergencia a raíz de las elevadas cifras de contagios (para sus estándares, pues en relativo siguen siendo buenas) de los últimos días. La celebración de las fiestas navideñas y el invierno no auguran una mejoría, al menos, para las próximas semanas.

Parte de la visión optimista de lo que nos pudiera traer 2021 tiene que ver con el apoyo ofrecido por los gobiernos y bancos centrales. Los planes de estímulo fiscales y monetarios han sido muy potentes en 2020 y el compromiso de las autoridades con su extensión, en caso de que fuera necesario durante los próximos meses, parece inquebrantable

Posicionamiento y estrategia para el arranque de 2021

2020 fue un año complicado para la gestión, ya que la dispersión de rentabilidades entre unos sectores y otros fue extrema. Conceptos básicos como la diversificación de las carteras y el control de riesgos pagaron menos que la concentración en unos pocos (grandes) nombres. Nuestro posicionamiento para el arranque del año es constructivo. Favorecemos la renta variable sobre la renta fija, pero con matices.

En el mercado de bonos hemos vivido también un año de infarto: de las pérdidas históricas del mes de marzo a los máximos históricos en muchos indicadores. El papel de los bancos centrales en no dudar en hacer “lo que sea” dieron suelo al mercado de bonos y apuntalaron su rápida recuperación. La buena noticia es que 2020 fue, finalmente, muy positivo para casi todas las estrategias de renta fija. La mala noticia es que queda poco que rascar y nos encontramos en un momento en el que las oportunidades son muy escasas y algunas de las que hay, a estos niveles, no compensan el riesgo que conllevan.

Comenzamos el año infraponderados en renta fija y con un nivel de riesgo, en la parte que tenemos invertida, bastante inferior al que tuvimos durante gran parte del año pasado. Algunas de las posiciones que añadimos en el mes de abril, como la deuda subordinada financiera y otras posiciones de high yield han subido casi un 20% desde sus mínimos y nos dejan la yield cerca de mínimo histórico. Hemos reducido significativamente el riesgo vendiendo los fondos más agresivos y hemos introducido estrategias flexibles más conservadoras que nos permitan generar rentabilidad positiva con un nivel de riesgo más moderado. Así, arrancamos el año con un peso del 45% en renta fija: un tercio de la cual son posiciones conservadoras asimilables a la liquidez, otro tercio son inversiones de renta fija a corto plazo diversificadas en gestores con mandatos de preservación del capital y el último tercio son estrategias algo más agresivas y flexibles con carteras globales de bonos, en las que el elemento gestor es clave.

En la parte de renta variable le hemos dado una vuelta importante a la cartera. El Covid-19 ha impactado fuertemente en muchos sectores. Para bien en unos y para mal en otros. La clave estará en leer cuáles liderarán la recuperación, y en este punto somos constructivos.

Queremos que el grueso de la cartera esté sostenido por estrategias centradas en acciones de calidad. El mundo interpreta la calidad de muy diversas formas. En algunas ocasiones las farmacéuticas se comportan como acciones defensivas y otras veces lo hacen las empresas de consumo básico -en 2020 la calidad se asoció a las grandes tecnológicas-. Lo que sabemos es que las compañías sólidas resisten mejor los envites del mercado, y ahí es donde queremos tener la parte fundamental de la cartera. Además, hay una parte importante del mercado, lo que no es puramente “estar en casa”, -que lideró las subidas de marzo a octubre- o el “recovery trade” -que despegó en noviembre y diciembre-, que se ha quedado abandonado por el mercado. Grandes compañías de consumo básico, algunas firmas de lujo y ‘farmas’ constituyen una parte importante de la cartera de renta variable a través de fondos globales, acompañados de estrategias core en Estados Unidos, Europa y Japón. Esta estrategia es todoterreno y una de sus fortalezas es que está preparada para capturar la rentabilidad del mundo en el medio plazo con palancas que nos ayuden a mitigar la volatilidad.

Este tipo de empresas, además, se caracterizan por tener políticas de dividendos muy estables. En un mundo de tipos cero, donde nos cuesta encontrar ideas en renta fija, nos parece interesante realizar un cierto trasvase de riesgo entre ambos activos, de ahí que comencemos el año con un nivel de renta variable del 55% (frente nuestro 50% en su escenario neutral) apoyado en estas empresas que vía dividendo ofrecen retornos más atractivos que la yield de una parte importante de los bonos de peor calidad crediticia.

La rentabilidad “extra” la vamos a buscar a través de ideas tácticas, más agresivas, que se pueden desviar significativamente de sus índices, pero que por ello nos ofrecen también una mayor rentabilidad potencial.

Sabemos que tenemos por delante un año retador y con no pocas incertidumbres a la vista y que, una vez más, nos obligará a ser reactivos y estar preparados para aprovechar las oportunidades que vayan surgiendo.

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