Oportunidades financieras en una vida de 100 años

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05/08/2019
Oportunidades economicas longevidad 3

En la era de la longevidad no solo envejecemos las personas, la sociedad también lo hace. A medida que la esperanza de vida se incrementa, la economía y nuestro entorno cambian.

Aunque todavía nos cueste imaginarlo, es muy probable que muchos de nosotros lleguemos a vivir cien años. En España, la esperanza media de vida se incrementa en seis horas al día, una realidad que nos sitúa como el segundo país más longevo del mundo y que hace que no podamos obviar que la era de la longevidad no ha hecho más que empezar.

Si atendemos a las cifras vemos cómo el envejecimiento poblacional no es algo aislado. Desde Naciones Unidas señalan que, a nivel global, la población mayor de 65 años está creciendo a un ritmo más rápido que el resto de generaciones. Así, estiman que para el año 2050 una de cada seis personas tendrá más de 65 años, llegando a suponer el 16% de la población, frente al 9% que representan en la actualidad. Y dentro de esta franja de edad, el organismo advierte del fuerte incremento que están viviendo las personas de 80 años o más que, en cuestión de décadas, su número se va a triplicar, hasta llegar a los 426 millones de personas en el año 2050. Desde la ONU también destacan que el año pasado, por primera vez en la historia, las personas de 65 años o más superaron en número a los niños de menos de cinco años.

El escenario económico para mayores de 65 años

El aumento de la esperanza de vida y la caída de la natalidad está creando un hecho sin precedentes: la pirámide poblacional se está invirtiendo y eso, inevitablemente, conlleva consecuencias económicas, pero también, oportunidades.

Un mundo envejecido va a tener diferentes necesidades y va a requerir nuevos servicios. Los patrones de consumo y de gasto van a cambiar y se van a adaptar a los nuevos consumidores, que cada vez van a ser más mayores. La longevidad, en términos económicos, es una oportunidad para la investigación médica y tecnológica, para impulsar nuevas industrias, crear más empleo y fomentar nuevos estilos de vida.

Las empresas, los gobiernos y las instituciones deberán tener en cuenta este cambio generacional en el que van a primar las personas de más edad, que no piensan igual que los jóvenes, ni gastan de la misma forma, ni tienen, de lejos, las mismas necesidades.

The silver economy -la llamada economía plateada en su traducción más literal- pone el foco precisamente en eso, en las necesidades que van a tener las personas de más edad y en sus implicaciones económicas. Se centra en la parte comercial del incremento de la esperanza de vida con el objetivo de identificar y dar respuesta a los productos y servicios que demandarán las personas mayores.

Oferta y demanda: consumidores seniors

Según la Comisión Europea, para el año 2050 se estima que 1 de cada 3 europeos será mayor de 65 años, es decir, dentro de tres décadas, 1 de cada 3 consumidores tendrá más de 65 años. Esto va a hacer que las empresas rediseñen sus estrategias y se orienten hacia la nueva realidad: vamos a vivir en un mundo con más ancianos que jóvenes, ¿qué implicaciones tiene?

Desde Euromonitor calculan que para el año que viene los ciudadanos de 60 años o más tendrán una capacidad de gasto de 15 billones de dólares. La nueva generación de consumidores seniors que se avecina va a tener más poder adquisitivo que muchos de los jubilados de ahora y, además, va a llegar a esa etapa con mucha mejor salud y con más ganas de hacer cosas. Esto va a hacer que el concepto de ocio cambie por completo. Las personas mayores de 65 años van a querer disfrutar de su tiempo, por lo que se abre un abanico de opciones para las empresas que ofrezcan servicios y experiencias de ocio.

Por otro lado, al vivir más años, la tasa de dependencia se va a incrementar. Las enfermedades van a ir en aumento y las personas con necesidad de cuidados especiales y asistencia sanitaria se van a incrementar. Esto hace que el sector de la salud sea uno de los que más va a crecer en las próximas décadas y, además, no lo va a hacer solo. La investigación médica se desarrollará a pasos agigantados, lo que creará nuevas profesiones y hará que otras industrias como la robótica, la medicina personalizada, la biotecnología, la biomedicina o la telemedicina generen más negocio.

Además, se desarrollará toda una nueva industria en torno a cómo podemos adaptar los entornos a las personas de más edad. Las casas tendrán que ser más accesibles y cómodas, al igual que las ciudades -se necesitarán aceras más grandes, rampas y otro tipo de semáforos-, lo que abrirá nuevas oportunidades para las empresas de construcción e infraestructuras.

Otra de las consecuencias de vivir más años es que nuestra forma de vivir va a cambiar y, de hecho, eso ya lo estamos viendo. El concepto de residencia de la tercera edad se está quedando cada vez más atrás y está evolucionando hacia espacios compartidos. Cada vez son más las personas mayores que en nuestro país están apostando por el cohousing, viviendas colaborativas que están pensadas para vivir la última etapa de la vida de forma diferente, en compañía y compartiendo servicios en edificios inteligentes eficientes y adaptados.

Invertir para una vida de 100 años

Una de las mayores preocupaciones que hay a nivel global y que supone un desafío para muchos gobiernos, entre ellos, el nuestro, tiene que ver con la sostenibilidad del sistema público de pensiones.

En un mundo con vidas de cien años vamos a tener, inevitablemente, jubilaciones más largas, lo que implica que, si la edad de jubilación se mantiene inamovible, los jubilados van a estar cobrando su pensión pública de la Seguridad Social durante muchos más años -si las cifras se mantienen iguales, muchos pasaremos más de la tercera parte de nuestra vida como jubilados-, y si la natalidad sigue cayendo, habrá muchas menos personas trabajando para pagar las pensiones de los jubilados.

En la actualidad, en la Unión Europea hay cuatro trabajadores por cada jubilado y desde la Comisión Europea ya advierten de que para el año 2050 habrá dos trabajadores por cada jubilado, una situación que obliga a los gobiernos a buscar soluciones. Organismos como el Fondo Monetario Internacional ya apuestan por retrasar la edad de jubilación, en línea con muchos expertos que sostienen que habría que ligar la edad legal de jubilación a la esperanza de vida.

Si las pensiones públicas se reducen y vamos a tener vidas centenarias, las personas vamos a tener que potenciar el ahorro privado para poder financiar esos años de más que vamos a vivir. Los productos inversión para el largo plazo y más vinculados a la jubilación, como los planes de pensiones, y lo seguros de vida ahorro, como los PIAS, Unit Linked, los PPA o el plan de ahorro 5, entre otros, van a ganar más cuota de mercado. Así, en los últimos meses, las aseguradoras han estado apostando fuerte por alguno de estos, como, por ejemplo, los Unit Linked, que ya cuenta con más de 600.000 inversores en España.

Además, de los informes trimestrales que publica Inverco sobre el ahorro financiero de las familias se desprende que estos productos están creciendo a medida que pasan los años, aunque, eso sí, se han estancado en los últimos ejercicios. En 1990, los planes de pensiones suponían el 3% del total del ahorro de los hogares españoles y hoy llegan al 5,3%: los seguros de vida ahorro y otros productos de previsión social representaban el 4% y ahora suponen el 10%.

Por el lado de la inversión, el envejecimiento poblacional está calando en la inversión temática. Cada vez son más las entidades gestoras que están apostando por invertir en megatendencias, y el envejecimiento poblacional y todo lo relacionado con la longevidad –biotecnología, biomedicina, salud, robótica– es, sin duda, una ellas por su potencial de crecimiento y su gran impacto a nivel global.