¿Por qué hablamos de previsión?

Por Belén Alarcón, socia y directora de Asesoramiento patrimonial
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17/05/2023

Si hay algo que nos ha demostrado la pandemia es que nuestra vida puede cambiar en cuestión de días. El futuro es incierto por naturaleza y eso es algo que todos sabemos, pero que nos cuesta interiorizar.

Podemos tener un plan financiero, con nuestro proyecto biográfico y nuestros objetivos bien definidos -qué casa queremos, nuestra carrera profesional, cómo queremos educar a nuestros hijos, cómo vamos a querer vivir cuando nos jubilemos, etc.- y con un buen plan de inversión que nos ayude a conseguirlos. Pero seguramente nos hayamos olvidado de algo importante: ¿y si pasa algo inesperado que trunque nuestros planes?

Hablamos de algo que pueda poner en riesgo esas rentas que generamos y con las que contamos para vivir nuestra vida y cumplir nuestros objetivos personales y familiares. Y hablamos, también, de responder a una pregunta que puede que no nos hayamos planteado porque, por nuestra propia naturaleza como seres humanos, nos cuesta pensar en el futuro e imaginarnos momentos y situaciones complicadas: ¿cómo se queda mi familia si me ocurre algo?

Para anticiparnos y cubrir nuestro proyecto biográfico, debemos pensar en lo que nos puede pasar durante nuestra etapa activa y también durante la pasiva, aquella en la que ya no estamos trabajando, teniendo en cuenta un factor que ya es determinante: la longevidad. El incremento de la esperanza de vida va a hacer que llegar a cien años deje de ser algo extraordinario, ¿nos hemos planteado qué pasaría si vivimos más de lo que habíamos pensado? ¿Tendremos los recursos económicos suficientes para financiar esos años de más?

El riesgo de la longevidad nos plantea un reto para el que debemos prepararnos cuanto antes: tenemos que planificar el futuro de una forma más creativa para poder cubrir financieramente esos años extra y que podamos vivir de la forma que queremos. En la actualidad, al definir nuestra estrategia de inversión y en qué productos invertimos, ¿estamos teniendo en cuenta que es muy probable que tengamos vidas centenarias? Debemos planificar ahora el futuro teniendo en cuenta el coste que va a suponer vivir más años y las distintas alternativas y escenarios que se nos abren, donde el patrimonio inmobiliario puede jugar un papel importante.

La longevidad también nos trae otro reto, en el que la pregunta ya no es tanto si queremos vivir cien años, sino cómo vamos a hacerlo. Numerosos estudios sostienen que, cuantos más años vivimos, menos tiempo pasamos enfermos. Y aquí, destacan que un 65% de nuestra calidad de vida depende de nosotros: de lo que comemos, del ejercicio que hacemos, de lo que dormimos, etc. y, muy importante, de si tenemos un propósito.

Estos estudios también nos dicen que es en la etapa tardía cuando más probabilidades tenemos de sufrir alguna enfermedad que pueda comprometer nuestra autonomía y capacidad para ser independientes en el día a día. ¿Lo hemos tenido en cuenta al pensar en nuestra jubilación? Si sufrimos una dependencia, nuestros gastos van a aumentar considerablemente y puede que no contemos con los recursos económicos suficientes, lo que nos obliga a pensar en los riesgos de sufrir una dependencia y en prepararnos económicamente para ello.

Por ello, en Abante hemos publicado una nueva guía en la que queremos poner el foco en la importancia de proyectar nuestra vida, de pensar en lo que queremos y en lo que más nos importa, teniendo en cuenta que pueden ocurrir situaciones imprevistas para las que hay que prepararse y anticiparse con un plan de futuro completo.

Un plan de futuro completo en el que la previsión cobra una especial importancia para conocer qué seguros -de vida, de dependencia, de incapacidad permanente, etc.- y qué otras soluciones alternativas, como puede ser la hipoteca inversa, son los que más nos convienen para protegernos, tanto a nosotros como a nuestra familia.