EN EL CONFIDENCIAL

¿A quién va a creer usted, a mí o a sus propios ojos?

Santiago Satrústegui, presidente de Abante, escribe en el blog “Desnudo de certezas de El Confidencial un artículo titulado “¿A quién va a creer usted, a mí o a sus propios ojos?“, sobre cómo un mismo hecho puede ser interpretado de distinta forma según el interés del lector.

“La clave está en la narrativa y como narrativas hay muchas, hay que buscar un sistema para preferir unas sobre otras. Hasta ahora, y sobre todo a partir de la Ilustración, se había preferido utilizar el método científico, esto es, preferir aquella interpretación que corresponda o explique mejor la realidad. Pero en los últimos años, esto ya no es así”, escribe Satrústegui. Y añade: “La sabia experiencia nos recomendaba, hasta ahora, que para tomar determinadas decisiones excepcionales se necesitaran mayorías más amplias que la peligrosa e imperfecta simplicidad de la mitad más uno de los que votan”.

Respecto al comportamiento de los mercados financieros, el presidente de Abante relaciona lo comentado hasta aquí con la teoría `Discovering Markets Hypothesis´, propuesta por dos profesores del Instituto Flossbach von Storch. “Lo que plantean es que entre unos mercados fuertemente influidos por la emoción y, por tanto, torpes a la hora de interpretar los datos y la idea de unos mercados siempre racionales que hacen siempre una lectura perfecta de los datos, lo relevante no es fijarse en los datos”, subraya.

Satrútegui menciona, también, la Modern Monetary Theory, una propuesta heterodoxa que propugna “un nuevo entendimiento de lo que es el dinero y la deuda pública y está cobrando cada vez más relevancia en la medida en que las recetas clásicas no están funcionando muy bien en los últimos años”.

El presidente de Abante concluye señalando: “Si la verdad es ya lo que nos dé la gana, y el dinero dentro de poco tiempo, también, por qué no vamos también a por el tiempo, el último gran tirano. Y yo me ofrezco a empezar por mí mismo.” Y propone: “Hagamos años de dieciocho meses. Haga la prueba. Multiplique su edad por doce y divídala por dieciocho. ¿No firmaría ahora mismo?”.