EN EL CONFIDENCIAL

El chivo expiatorio

“La crisis que estamos viviendo está poniendo en cuestión ámbitos tan diversos como la capacidad del conocimiento científico, la adecuación de los sistemas políticos y económicos o los principios y valores en los que se basan nuestras sociedades occidentales”, escribe Santiago Satrústegui, presidente de Abante, en su último artículo de su blog de El Confidencial.

Satrústegui señala que eso es consecuencia de la gestión que se ha hecho de la crisis y de la “radicalización de los herederos de los dos modelos que protagonizaron los más terribles desastres del siglo pasado, los nacionalismos totalitarios y el comunismo. Y, como estamos viendo, da igual el signo político de quien esté gobernando”. Así, añade que “el juego de la radicalidad refuerza a corto plazo a los gobiernos y les permite atrincherarse en el estado de alarma para defenderse mejor, debilitando lo que hasta ahora habían sido los equilibrios de poder clásicos de las democracias liberales“.

Respecto al impacto económico, Satrústegui comenta que, esta vez, parece que están mucho mejor enfocadas las cosas. “Con la respuesta generalizada de los bancos centrales y los planes de ayuda previstos por los gobiernos, se mantiene el optimismo en los inversores de que los efectos se puedan superar en unos cuantos trimestres. Incluso en Europa, donde las cosas no habían empezado a hacerse de forma muy coordinada a cuando estalló la pandemia, el paso que han dado Francia y Alemania hacia una solución solidaria marca un camino muy positivo para el futuro de la Unión Europea, que era uno de los riesgos fundamentales al principio de la crisis”, explica.

Por el lado social, el presidente de Abante escribe que “hemos vivido un experimento único”, en el que han reinado “las técnicas ancestrales de defensa frente a las epidemias y nos hemos confinado en nuestros hogares de la misma forma que se hizo hace 100 años con la injustamente llamada gripe española”.

Satrústegui alude a René Girard, en su libro “El chivo expiatorio”, que dice que el totalitario asume la formula del mito y, ante un desastre natural o un desajuste social que degenere en el caos, propone la solución de sacrificar a un supuesto responsable al que se le atribuye la culpa y cuya eliminación aliviará la responsabilidad de todos. “Es lógico que cada bando radicalizado sitúe fuera del sistema al otro bando que desde sus respectivos puntos de vista es aquello de lo que la sociedad se tendrá que librar para que las cosas por fin sean como deberían haber sido”, añade.

Por último, Satrústegui concluye señalando que lo que ha sucedido en los últimos 250 años en Occidente, a pesar de todos los errores cometidos, ha llevado al conjunto de los seres humanos a la mejor situación de bienestar agregado y de respeto de derechos de toda la historia: “Ahora tenemos una crisis que nos va a poner a prueba y que, como estamos viendo, van a tratar de aprovechar los oportunistas desde la radicalización, pero creo que, hay una mayoría moderada, y de momento silenciosa, que al final volverá a triunfar”.

Aquí podéis leer el artículo completo.