“El espíritu del mundo en Silicon Valley: vivir y pensar en el modo del futuro”

Hans Ulrich Gumbrecht, teórico literario y profesor en el Departamento de Literatura de la Universidad de Stanford, estuvo hace unos días en Abante Asesores para hablar sobre su libro “Weltgeist im-Silicon Valley” (“El espíritu del mundo en Silicon Valley”), acompañado por Juan Antonio Valor y José Luis Villacañas, ambos profesores de la Universidad Complutense de Madrid, y Santiago Satrústegui, presidente de Abante.

Gumbrecht comenzó señalando que, a pesar de que la tecnología electrónica ha eliminado el espacio y se puede trabajar desde cualquier parte del mundo, “todo el mundo quiere estar y vivir en Silicon Valley, hay algo de este lugar que provoca productividad”. Así, el profesor de Stanford contó que los programadores afirman que escriben mejor código en Silicon Valley que en cualquier lugar del mundo y subrayó que, con sus cosas positivas y negativas, se siente muy orgulloso de vivir en un lugar que responde a las necesidades del siglo XXI.

Durante la conferencia, hablaron también de la importancia de impartir asignaturas de humanidades en la Universidad. Gumbrecht contó que desde que se incorporaron las ciencias humanas en la universidad de Stanford, de tres rankings académicos mundiales han llegado a ser el número uno de dos ocasiones y subrayó que “son las humanidades las que hacen una universidad un lugar intelectual”. En este sentido, Valor aprovechó para presentar un nuevo Grado de Física y Filosofía que se impartirá en la Complutense y señaló que “es un paso que, no solo se traduce en el ámbito académico, sino también en el cultural”.

En cuanto a las diferencias entre los estudiantes de las universidades estadounidenses y las europeas, Villacañas destacó que es muy complicado encontrar un estudiante con las características mentales de los alumnos de Stanford y subrayó que estos últimos “saben que tienen la posibilidad de hacer algo excepcional, mientras los estudiantes de Europa solo piensan en ser uno más”. Por su parte, Gumbrecht añadió que una de las principales diferencias es que “allí la motivación principal es la pasión por lo que haces, el dinero es secundario”.

Por último, los asistentes debatieron sobre el llamado estado de bienestar, definido por Satrústegui como “un estado en el que la gente no quiere pasar estrés”. Ulrich defiende en su libro que es precisamente ese estrés el que hace a las personas lanzarse a la intensidad. En este sentido, Valor añadió que el estado de bienestar “es la estabilidad que nos dice que, en el caso de decidir tomar riesgo, podemos contar con una red de apoyo si nos caemos”. Así, Villacañas concluyó señalando que esta forma de pensar puede generar personas poco creativas y más pasivas y añadió que “el bienestar ha quedado en una posición absoluta donde se hacen promesas baratas que no se pueden cumplir”.

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