Más allá del plan de pensiones: cómo ahorrar e invertir para la jubilación

Vivimos más años. Y aunque eso es una buena noticia, también implica una transformación profunda en la forma de pensar y planificar nuestra jubilación. Si el tiempo de vida se alarga, también debe hacerlo cómo estructuramos nuestro ahorro y nuestras decisiones de inversión.

Los cambios demográficos y el aumento de la esperanza de vida nos obligan a revisar las estrategias tradicionales y la forma en la que ahorramos e invertimos para la jubilación. Las recetas del pasado, como aportar únicamente en un plan de pensiones, no bastan cuando se prevé vivir 25 o 30 años tras la jubilación. Según datos de Inverco, solo el 15 % de la población española cuenta con un plan de pensiones. Y, aunque este producto sigue siendo una buena opción, ya no es suficiente. La clave hoy pasa por construir una estrategia financiera adaptada a una vida más larga, más activa y más exigente desde el punto de vista económico, y que tenga en cuenta las necesidades y objetivos de cada persona.

El plan de pensiones sigue siendo una buena herramienta, sobre todo por su tratamiento fiscal –las aportaciones reducen la base imponible del IRPF– y por su carácter ilíquido, que obliga a mantener el ahorro hasta el momento adecuado. Esa iliquidez, muchas veces vista como un inconveniente, se convierte en una forma de compromiso con el largo plazo. Pero su papel está acotado: la normativa actual restringe las aportaciones anuales a 1.500 euros en el plan individual, lo que limita su capacidad como instrumento principal de inversión para la jubilación.

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Fondos de inversión y fondos de private equity, también para invertir para la jubilación

Por eso, es fundamental complementar el ahorro en planes de pensiones con otras soluciones como los fondos de inversión. Su flexibilidad, su liquidez y su fiscalidad -se pueden hacer traspasos entre fondos sin impacto tributario hasta el momento del reembolso- hacen de ellos una herramienta clave tanto para acumular capital como para transformar ese capital en flujos de rentas cuando llega el momento de retirarse.

En este sentido, los fondos de fondos permiten construir carteras globales y diversificadas, ajustadas al perfil y a los objetivos de cada persona, y diseñar estrategias de reembolso planificadas, periódicas y fiscalmente eficientes. Como recordaba Lucía Pérez de Villaamil, socia del área de Asesoramiento patrimonial de Abante, en uno de nuestros webinars sobre longevidad: “En el fondo de inversión no se tributa por el total del reembolso, sino únicamente por la parte correspondiente a la plusvalía generada”.

Además, si vamos a vivir más años y vamos a tener más plazo, también tiene sentido incorporar activos con horizontes más largos. Es aquí donde entran en juego los productos alternativos. Fondos de private equity, deuda privada o infraestructuras pueden complementar la parte líquida del patrimonio y contribuir a mejorar la rentabilidad esperada a largo plazo.

No se trata entonces de sustituir un producto por otro, sino de combinarlos de manera eficiente y equilibrada, siempre en función del nivel de riesgo de cada persona, y de sus necesidades y objetivos.

Como explicaba Henar Reguera, socia del área comercial de Abante, “al vivir cada vez vidas más largas, la estructura de nuestras inversiones tiene que adaptarse a las mismas”. La inversión en activos ilíquidos puede tener mucho sentido, especialmente cuando no se necesita reembolsar el capital de forma inmediata. Y dentro del private equity, existen categorías con plazos más acotados, como las coinversiones, así como estrategias en infraestructuras o deuda que aportan flujos más estables y previsibles.

“Tenemos que desligar el concepto de inversor conservador o arriesgado en función de la edad”, añadía en ese mismo encuentro, en el que también recordaba que “lo relevante es el horizonte temporal y el uso que se va a dar al capital. Hay que ser conscientes de que estas inversiones, precisamente por la iliquidez que plantean, deben mantenerse en porcentajes pequeños y controlados de nuestras carteras, para seguir teniendo una parte importante en productos líquidos, que nos permita ir haciendo frente a nuestras necesidades de liquidez a corto plazo”.

Con una vida más larga por delante, es importante construir una estrategia financiera en la que distintos productos y activos -planes de pensiones, fondos de inversión, fondos de fondos, activos alternativos o inmobiliarios- convivan dentro de una misma cartera, con pesos y funciones distintas según la etapa vital, el perfil y los objetivos de cada persona.

¿Quieres ahorrar e invertir para tu jubilación? Te ayudamos a trazar la estrategia que necesitas.