Cuando la riqueza familiar se convierte en un proyecto común a través del family office
En muchas familias empresarias, la construcción de un patrimonio relevante ha sido el resultado natural de décadas de esfuerzo, visión y espíritu emprendedor. Pero cuando el capital acumulado alcanza una cierta magnitud, deja de ser solo un conjunto de activos que administrar: se convierte en una responsabilidad compartida. Y entonces no se trata solo de cómo protegerlo o hacerlo crecer, sino de cómo dotarle de sentido. ¿Cómo puede ese patrimonio convertirse en el motor de un proyecto común para toda la familia?
“La riqueza de las familias va más allá de lo meramente financiero, abarcando dimensiones socioemocionales esenciales para la preservación del legado familiar”, destaca Cristina Cruz, catedrática de Emprendimiento y directora académica del IE Center for Families in Business en el informe que IE University Center for Families in Business y la Fundación Abante publicaron sobre ‘Single Family Office’ para familias empresarias”.
En este sentido, tal y como explica Santiago Satrústegui, presidente de Abante en el informe: “Los single family offices son espacios privilegiados para estructurar y alinear las estrategias financieras de las familias con el propósito de riqueza, proyectándola hacia fines más elevados como la continuidad de los valores familiares, la sostenibilidad de sus proyectos empresariales y el impacto positivo en sus comunidades. Las familias empresarias, como generadoras de una riqueza bien entendida, tienen una posición única para liderar conversaciones sobre la creación de valor que trasciende lo puramente económico”.
Cómo gestionar la riqueza familiar
Muchas veces, el punto de partida que lleva a un grupo familiar a plantearse la creación de un single family office es un evento de liquidez, una sucesión empresarial o una etapa que obliga a la familia a replantearse cómo quiere gestionar su riqueza en adelante. En ese proceso, el family office permite profesionalizar la gestión, ordenar las decisiones y crear un marco de gobernanza que facilite la convivencia de intereses diversos.
No se trata de aplicar una receta única, porque no hay dos familias iguales. Cada una debe definir su propio modelo de family office en función de su historia, su estructura y sus prioridades. Como se menciona en el informe, la enorme variedad de objetivos y estrategias confirma la afirmación de que “si has visto un sigle family office, has visto un solo family office”. De hecho, en algunos casos, puede no interesar crear un family office propio, que conlleva una serie de requisitos, estructura y gastos, por eso es fundamental hacer un buen análisis antes de tomar decisiones.
Dar sentido al patrimonio familiar: clave en el Family Office
En este punto, conviene mencionar que no hay un consenso en cuanto a la definición de los family office debido a la variedad de enfoques. El informe indica que un single family office de una familia empresaria es una entidad dedicada a dar sentido de una manera integral al patrimonio familiar en función de los objetivos de la familia y sus necesidades en el tiempo. Y lo distingue de los multi family office, que son empresas de servicios especializadas que asesoran a varias familias en la gestión patrimonial.
Algunas familias deciden, cuando ponen en marcha el single family office, mantener el foco en la inversión; otras, en la transmisión de valores, otras en proyectos de impacto social. La lista de motivaciones no se agota ahí, continúa. Pero, más allá de estas diferencias, del informe se desprende que todas comparten una inquietud de fondo: cómo garantizar que el patrimonio siga siendo un factor de cohesión que contribuya a que perdure esa riqueza compartida, en lugar de convertirse en una fuente de conflicto entre los miembros de la familia.
Este proceso de construcción de un proyecto común en torno al family office exige dedicar tiempo a conversaciones profundas, en las que la familia pueda identificar qué le da sentido a su patrimonio y cómo quiere proyectarlo hacia el futuro. Las familias deben preguntarse qué tipo de legado quieren dejar y cómo pueden alinear sus decisiones financieras con sus valores fundamentales.
De hecho, y según recoge el informe, uno de los principales logros que destacan las familias que han constituido un family office es, precisamente, ese: el haber transformado una realidad financiera compleja en un proyecto con propósito, con normas compartidas y con mecanismos que permiten tomar decisiones en conjunto.