¿Cómo nos enfrentamos a los momentos de fuertes caídas del mercado?

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13/03/2020
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Lunes negro, hundimiento en las bolsas, o desplome bursátil, estos son algunos de los titulares que hemos leído estos días, cuando las bolsas de prácticamente todo el mundo firmaron una de las peores sesiones de la historia, si no la peor -el Ibex 35 cayó el jueves un 14,06%-. Desde los máximos de hace apenas cuatro semanas, los mercados han recortado en torno al 30% y lo cierto es que no podemos saber cuánto tiempo va a durar este sentimiento negativo, pero lo que sí sabemos es que, en algún momento, el mercado se recuperará.

El detonante de estas caídas ha sido la expansión del coronavirus -primero en China y luego en el resto del mundo, principalmente en Europa-, a lo que se ha unido la guerra de precios en el petróleo. ¿Cuándo va a revertir esta situación? Como siempre decimos en Abante, nadie tiene la bola de cristal, por lo que es imposible hacer predicciones a futuro sobre lo que va a pasar en el mundo y, mucho menos, sobre cómo van a reaccionar los mercados.

Es en estos momentos de máxima incertidumbre, cuando el nerviosismo se suele apoderar de los inversores, que tienden a preguntarse qué hacer ahora. La experiencia nos dice que las peores decisiones siempre se toman en momentos de crisis o de fuerte emocionalidad, por eso, desde Abante, os damos una serie de consejos para que podáis seguir tomando las mejores decisiones de inversión en cualquier momento del mercado:

1. Mantener la calma siempre es la mejor opción, aunque, a priori, no suele ser lo que primero hacemos. Los seres humanos no estamos exentos de emociones y eso, como hemos visto en muchas otras crisis, se traslada a nuestro papel como inversores. Muchas veces, casi sin darnos cuenta, nos dejamos llevar por los momentos de pánico y actuamos de forma irracional, lo que nos lleva a salirnos precipitadamente del mercado o a apostar por productos conservadores que apenas hacen crecer nuestro dinero, y esto tiene un coste, a veces enorme, para nuestro bolsillo.

El nerviosismo nos lleva a querer vender en los momentos de fuertes caídas por miedo a perder más dinero, en lugar de permanecer invertidos y esperar a que llegue la recuperación. Esto nos pasa porque solemos infravalorar las subidas y sobrevalorar las pérdidas, es decir, nos duele mucho más perder dinero que lo que nos alegra ganarlo.

2. No hacer market timing. Intentar predecir los precios futuros para entrar y salir del mercado nos puede salir bien una vez, pero es muy probable que no tengamos suerte siempre. El inversor que suele abandonar el mercado en momentos de caídas espera un mejor precio para entrar y, normalmente, nunca encuentra el momento, y cuando lo hace, el mercado ya está más caro. Por ejemplo, si echamos la vista atrás en el S&P 500, desde el año 1996 hasta el 2016, el inversor que se ha mantenido invertido ha obtenido una rentabilidad anualizada del 7,85%; en cambio, el que se salió del mercado y se perdió los 5 mejores días ganó un 5,64%, una rentabilidad que se reduce hasta el 1,72% para los que se perdieron los 20 mejores días.

3. Recurrir siempre a un consejero financiero. Profesionalizar nuestras inversiones siempre es la mejor opción para rentabilizar nuestro dinero y cumplir nuestros objetivos, pero en momentos de crisis se vuelve, además, primordial. Contar con un asesor financiero va a evitar que tomemos decisiones impulsivas y nos va a servir para tomar distancia y tener una visión global y profesional. Además, en estos momentos el servicio de acompañamiento es crucial: sentir que no estamos solos y que nuestro consejero financiero está pendiente de lo que está sucediendo y cómo nos afecta es fundamental para ganar tranquilidad.

4. Poner en contexto las caídas de los mercados dentro de nuestro perfil de riesgo y estrategia de inversión a medio y largo plazo. Debemos echar la vista atrás para ver que la volatilidad es una cualidad del mercado y que, a veces, nos toca pasar por episodios como los actuales para llegar a la rentabilidad objetivo marcada. El mercado nos demuestra cada año que siempre vamos a tener volatilidad porque el mundo va a seguir girando y es imposible predecir los futuros acontecimientos que pueden venir. Hoy es el COVID-19, pero hace unos años fue el SAARS, la gripe aviar, sin olvidarnos de la crisis financiera de 2008. Siempre hemos tenido crisis y episodios de incertidumbre que se han superado.

 5. Recordar nuestros objetivos. En Abante siempre hemos defendido que cualquier decisión de inversión debe ser el resultado de un proceso de reflexión y de planificación financiera en el que definamos lo más importante: para qué quiero invertir. ¿Si estoy invirtiendo para dentro de unos años, estas caídas me van a afectar? La respuesta es que no. Si nuestros objetivos a futuro no han cambiado y no tenemos ninguna necesidad inmediata de liquidez, nuestras inversiones tampoco deberían hacerlo.

6. Pensar a largo plazo. En momentos de incertidumbre en el mercado debemos pensar en nuestros objetivos, comprometernos con ellos y visualizar nuestro futuro. Si todavía no hemos hecho un plan o no tenemos nuestros objetivos claros, es el momento de hacerlo. El tiempo, además, siempre va a ser nuestro mejor aliado porque nos ayudará apaciguar los momentos de volatilidad.

7. Tomar una decisión con la ayuda de nuestro consejero financiero. En estos momentos tenemos que recordar que no hacer nada también es una decisión en sí misma, quizás la más importante. Mantenernos en el mercado es lo que más nos va a beneficiar en el largo plazo. Además, si nuestro horizonte temporal es largo debemos pensar que los momentos de caída son una oportunidad para entrar en el mercado a mejor precio y beneficiarnos más de las subidas.

8. Pensar en cómo nos está afectando esto. ¿Estamos muy nerviosos? ¿No estamos tolerando bien el riesgo? Si a pesar de haber pasado por todos los pasos anteriores seguimos intranquilos, igual tenemos que plantearnos hablar con nuestro consejero financiero y volver a revisar nuestro perfil de riesgo.

9. Analizar nuestra inversión y rebalancear nuestras carteras si es necesario. Diversificar siempre es la mejor forma de maximizar nuestras inversiones, una máxima que se cumple todavía más en momentos de caídas. Contar con carteras equilibradas, sin ningún sesgo, ni sectorial, ni geográfico, ni por tipo de activo o estilo de gestión nos va a aportar estabilidad. En este sentido, hay que recordar que los fondos de fondos son la mejor forma de construir carteras globales bien diversificadas y con gestión profesional.

10. Establecer un seguimiento. Estar en contacto con nuestro consejero financiero durante todo el tiempo que duren las jornadas de volatilidad e incertidumbre es imprescindible para ganar seguridad y saber que, aunque no tengamos certezas de cuándo subirá el mercado, podemos estar tranquilos porque tenemos la cartera adecuada y alineada con nuestro perfil de riesgo y nuestros objetivos personales.